viernes, 1 de marzo de 2013

Intenta robar un banco haciéndose invisible… con zumo de limón

Localidad: Pittsburgh.
Sujeto: McArthur Wheeler.
Profesión: Atracador de bancos.
Características principales de su personalidad: Gilipollas.

(Dejad de leer como máquina de escribir que cansa)


Queridos amigos de Crímenes Pluscuamimperfectos, bienvenidos al caso de hoy. El criminal del que hablaremos en este episodio, buscado por la policía de su pueblo desde hacía tiempo, fue capturado debido a que su último golpe… ¿Cómo lo podríamos decir para que sonara suave? Tenía… Mmmm. Ciertos flecos mal calibrados. McArthur planeó el plan perfecto para atracar un banco. Nada de imitar a clásicos como El Golpe, Ocean’s Eleven o The Italian Job. Su idea era mucho mejor y más enfocada a otro tipo de películas. Como por ejemplo Harry Potter.


El plan de McArthur sobre el papel era perfecto. ¿Cual sería la mejor manera de robar en un banco sin que te pillasen? Exacto, estáis pensando lo mismo: siendo el dueño. Bueno, pues no. La mejor manera según el señor Wheeler era haciéndose invisible. ¿Perfecto, verdad? ¿Qué podría fallar? Una mente prodigiosa, brillante y absolutamente fascinante. ¿Cómo conseguiría este héroe de la ciencia tal esquiva hazaña? Muy sencillo. Lo teníamos delante de nuestros morros y no lo habíamos visto. El zumo de limón.

Sí, el zumo de limón. Unos chorritos por todo el cuerpo, y además de estar condimentado perfectamente para una cena en una tribu canibal, eres completamente invisible para los policías. O eso creía el pobre McArthur. Algo falló en su pócima mágica porque le pillaron con las manos en la masa de forma insultantemente fácil. Que hasta un poli le dijo: “Anda, corre un rato que así es demasiado aburrido”. McArthur no salía de su asombro porque alucinaba como eran los policías capaces de verle si… ¡Coño! ¡Se había echado un bote entero de zumo de limón!

¿Cómo llegó a creer el señor Wheeler tal chaladura? Porque hizo un experimento. A ver si os pensáis que no era hombre de ciencia. Aunque el método aún no lo tenía muy claro. McArthur se echó limón por encima y para comprobar si era invisible o no, usó una Polaroid para hacerse una foto. Como el limón le cayó en los ojos, se quedó cegato por un momento, movió la cámara sin querer y en la foto no salió. Así, tal cual. Y no probó de nuevo ni nada, con una fue suficiente. Corre el rumor de que desde su celda ha planeado como conseguir la fórmula de la hipervelocidad. Bebiendo mucho alcohol: todo se pone borroso y el tiempo pasa mucho más deprisa.

Un genio incomprendido.

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